Ranma recibe desde pequeño una educación muy estricta y tradicional, el debe convertirse en “todo un hombre” tal y como dice su padre. Los valores que se le atribuyen a ser un “hombre de verdad” son todos aquellos tradicionalmente atribuidos a los hombres: la fuerza, la valentía, la protección de las mujeres, alguien que no muestra ninguna debilidad, que no puede llorar, etc. Por lo que transformarse en mujer se convierte en un problema para él, y repetidamente expresa su deseo de volver a ser “un hombre de verdad”, y si hay alguna posibilidad de obtener la cura de su maldición, por pequeña que sea, hará todo lo que haga falta para conseguirla. Sin embargo, Ranma no duda en usar su identidad femenina por sus propios intereses, como conseguir un helado, engañar a uno de sus rivales, etc.

Los estereotipos femeninos y masculinos en este anime están fuertemente marcados. Como hemos dicho anteriormente, al hombre se le atribuye la función de protección de la casa, mientras que de la mujer se espera que sea bonita, recatada, que vista vestidos y que se comporte de forma sumisa, así como que sepa hacer todas las tareas domésticas a la perfección. También vemos que el protagonista lo prometen con una chica, Akane, por conveniencia.

Los rivales de Ranma suelen referirse a él como “nenita”, “pervertido”, “afeminado”, entre otras cosas que pueden herir su “orgullo de todo un hombre”. También vemos como cuando discute con Akane, le intenta hacer daño llamándole de esta manera, cosa que él responde con otro intento de hacer daño, llamándole “marimacho”, “tabla de planchar”, “fea”, entre otras cosas, ya que el personaje de Akane no es lo suficientemente femenino según los estereotipos planteados en esta serie.

Vemos como muchas veces Ranma se siente mal consigo mismo por su condición, no le gusta convertirse en mujer, y muchas veces la transformación supone un problema para él ya que, siguiendo los estereotipos tradicionales de hombre y mujer, cuando se transforma en mujer pierde parte de su fuerza bruta, cosa que a veces aprovechan los adversarios en sus combates para ganarle. La maldición de Ranma le provoca una gran inseguridad, por la cual cosa se convierte en un gran obstáculo interno que le impedirá o dificultará la superación de obstáculos externos que se le irán presentando durante toda la serie, como su incapacidad para declarar su amor a Akane, o la dificultad añadida que produce su transformación contra el último gran rival de la serie, Saffron.